ESPEJITO, ESPEJITO

May December (Secretos de un escándalo) – Todd Haynes

Estados Unidos, 2023

Dos mentiras para empezar, la cosa no va de secretos ni de escándalos. El desafortunado título que se le ha puesto a la película para su distribución en España enmascara lo que realmente dice el original, May December (Mayo Diciembre). En inglés el término alude a aquellas relaciones en las que la diferencia de edad es grande. Mayo simbolizando la juventud y diciembre la madurez. Y esto sí que centra mucho más el tiro. La película está basada en una historia real en la que una profesora de 34 años comienza una relación con un alumno de 12 años formando una familia con hijos.

Al director no le interesa quedarse en la fidelidad al suceso (ni quiere hurgar en los secretos del escándalo). Pese a que parece tentador entrar en el juicio moral, va más allá, demostrando que el terreno de la ficción es óptimo para la recreación de los acontecimientos. Haynes rechaza asimismo el registro documental para meternos dentro de su universo cinematográfico. La mezcla de ficción y realidad para tratar hechos tan complejos como la manipulación, la forja de la madurez y las convicciones sociales es una característica muy estimulante del film. 

Todd Haynes es un muy digno heredero de Douglas Sirk y ha reivindicado el melodrama como forma de retrato de la mujer. Lo hizo ya en las fascinantes Far from Heaven (Lejos del cielo, 2002) o en Carol (2015) y lo vuelve a hacer demostrando que no es necesario que la representación de minorías haya que revestirlas de heroicidad.

Para construir el film se asoma a través de una actriz, interpretada por Natalie Portman, que busca conocer a los protagonistas de la historia para encarnar a la profesora (Julianne Moore). El tour de force stanislavskiano es para sentarse a disfrutarlo y es un auténtico homenaje a Ingmar Bergman y muy en particular a Persona (1966). Esta apuesta por el cine dentro del cine nos trae un maravilloso juego de espejos, muchas veces literales, que son el rasgo estilístico que define la película y la hacen brillar. Los planos no tienen desperdicio alguno apostando también por colocar en ocasiones a los personajes en un lado de la pantalla para que nos situemos nosotros en el otro. Los recursos para su puesta en escena son manejados por Haynes con soltura y el melodrama se une aquí a tintes de thriller y de terror. Como en otros de sus trabajos, cuida el vestuario, la ambientación y una fotografía que encuentra el punto óptimo de luz. La música contribuye a enfatizar determinados momentos, buscando además una luminosidad que completa con tonos pastel que difuminan algunos pasajes para ejercer una reflexión sobre la moralidad de los actos. Una joyita. 

Julio Valles Ferrero